Sobre el “Concurso de Teatro en la Alacena”
En 1967, Manuel Montoro y Guillermo Barclay
organizaron para la Universidad Veracruzana el I Festival de Teatro
Universitario y continuaron al frente en tres ocasiones más. Para el 5º, la
Universidad comisionó a cuatro ex-participantes la responsabilidad de su
organización: Arturo Espinosa (director), Ernesto Bautista (escenógrafo),
Carlos Manuel Cruz (actor) y el suscrito (director y actor).
A partir
de entonces (1972) tuve la suerte (pues siempre queda la duda de si fue buena
suerte o mala suerte) de encargarme de su organización en varias ocasiones
hasta su última versión, la vigésima, en el año 2000. Sin embargo, los recortes
presupuestales y los cambios políticos en la Universidad lo hicieron
desaparecer.
Hasta
1987, fecha de la creación del Instituto Veracruzano de la Cultura, el Festival
Universitario fue el filtro estatal sobre todo para las primeras Muestras
Nacionales. A partir de ese año sería el Instituto el interlocutor directo con
las instancias federales, de modo que esa función del Festival Universitario
desapareció.
Desde entonces
y hasta el presente (aunque el Festival siguió realizándose), en Veracruz sólo
se han realizado tres Muestras Estatales de Teatro (correspondientes con las
Nacionales): la primera, en ocasión de celebrarse en Xalapa una Muestra
Regional (selectiva para la Nacional) en 1995, ese proceso se repitió de algún
modo al año siguiente, y la última en 2002 para la celebración en Xalapa
también de la XXIII Muestra Nacional de Teatro.
Dada mi
cercanía con aquel Festival y mi pertenencia a la Universidad, en numerosas
ocasiones los teatreros se me acercaron con la sugerencia o la petición de
“revivirlo”, lo cual es difícil si las autoridades universitarias no tienen
interés y más aún si la Universidad no dispone de un Teatro (edificio teatral)
propio donde realizarlo. No se puede invitar a una fiesta “en casa” si no hay
una “casa” para hacerla. A eso hay que añadir que los espacios disponibles y
funcionales en Xalapa son muy escasos: se reducen al Teatro del Estado (cuya
renta resulta estratosférica para los
independientes) y en ocasiones el Teatro Juan Herrera (cuando alguna autoridad,
ya sea estatal o municipal decide hacerlo funcionar, lo que no ha sucedido en
los últimos cinco años). El resto, son foros habilitados con más o menos
ingenio, con más o menos entusiasmo, pero siempre con recursos muy limitados y
en ocasiones inexistentes.
La
insistencia en hacer un Festival o una Muestra nos decidió, para celebrar el
noveno aniversario del Centro de Documentación Teatral “Candileja”, a convocar
a un encuentro por dos razones: la primera, dar la oportunidad a los teatreros
y a sus grupos de tener un “Marco” donde presentarse, y la segunda como una
especie de protesta por la falta de espacios. Para darle un atractivo o una
característica especial lo hicimos un concurso (que no tiene premios en
efectivo sino sólo un trofeo destinado al mejor trabajo de conjunto) y lo
llamamos “Teatro en la Alacena”.
En los
comentarios a la primera convocatoria se decía lo siguiente:
A pesar de su larga tradición en
el terreno teatral, la ciudad de Xalapa adolece de la falta de espacios
adecuados para el ejercicio de ésta actividad. No sólo eso: las instancias
oficiales rara vez se ocupan de ofrecer otros espacios con recursos suficientes
y adecuados que puedan cubrir esa función.
Por si eso no fuera suficiente,
los mismos interesados en ejercer el oficio nos hemos confiado en la obligación
del Estado de proporcionar ese tipo de espacios y de estímulos, sin reconocer,
por nuestra parte, que el Estado se interesa cada vez menos por eso.
(En nuestra ciudad, el “Teatro
del Estado” que en sus principios prohijó no sólo las actividades profesionales
de los diferentes grupos artísticos sino también de grupos de principiantes, no
sólo ha quedado ya fuera de nuestro alcance –con precios prohibitivos y
requisitos innumerables–, sino también de los productores comerciales que, en
fechas recientes, prefieren ofrecer sus productos en otras plazas).
Así pues, ante
la imposibilidad de acceder a los espacios adecuados, sólo nos queda como
opción el ofrecernos nosotros mismos la posibilidad de presentar nuestros
trabajos en los espacios que tenemos a la mano: cocheras, azoteas, terrazas,
habitaciones, aunque sean espacios mínimos. Es decir: si no podemos sacar el
teatro de la alacena, que la alacena sea nuestro “teatro”.
Así pues,
la organización del Concurso la realiza una institución privada, “Candileja,
A.C.”, y muy rara vez con apoyos de instituciones oficiales.
El punto
más importante de la convocatoria especifica que “El grupo debe elegir su propio espacio de representación, que deberá ser no sólo alternativo sino no
convencional. Por lo tanto, no se
aceptarán obras que se presenten en un teatro o en un foro teatral.” Con esa
premisa, el Concurso se planteó más como una actividad local; sin embargo,
desde su primer año ha despertado el interés de algunos grupos foráneos. Esto
presenta problemas para la organización por dos motivos: la elección del lugar
recae en la organización, tomando como referencia la información que el grupo
proporciona – por lo que siempre existe la duda de si funcionará o no para la
puesta en escena; y que la organización no cuenta con recursos para ofrecer
hospedaje y alimentación a los participantes. Sin embargo siempre se han
encontrado soluciones satisfactorias aunque no sean las ideales.
¿Y si los que somos de aquí, hospedamos y ayudamos en los alimentos de algunos foráneos?
ResponderEliminarEs una idea.